"Nuestro bagaje cultural y nuestra educación estaban enmarcados en un escenario urbano e industrial (...) La música que nosotros desarrollábamos entonces era nuestra música étnica"Ralf Hütter (Kraftwerk)
Por Ernesto Soltero
Descarga con Manuel Rangel (foto: Mérida Marquina) |
No se trata de nada nuevo. Dentro de sub-géneros como el ambient o el new age siempre ha existido tendencia a experimentar con sonidos tribales. En nuestro país, uno de los pioneros en ese tipo de exploración es el sintetista Miguel Noya, quién hace exactamente 30 años editó (en formato casette) su trabajo Esferas Vivientes. Para celebrarlo, se presentó el 29 de mayo en centro cultural B.O.D., de Caracas, junto a la agrupación marabina EtnoE3.
EtnoE3 (Etno Ecléctico Trío) es una propuesta interesante. Sus integrantes tienen tiempo investigando la música de nuestras etnias indígenas, no sólo en su región, sino también en el sur del país. Aclaran, sin embargo, que no se consideran folkloristas, sino que se limitan a incluir los sonidos tribales, tocándolos a su manera, dentro de sus composiciones. Incluyen además loops previamente grabados. Adicionalmente incluyen timbres afro-venezolanos.
El evento comenzó con un preámbulo de Miguel Noya, en el cual emitió una serie de ondas con el fin de “alinear las frecuencias del cuerpo”. Esta introducción, titulada “ducha de tonos” incluyó una performance en la cual el músico hizo unos movimientos tomados del tai-chi. No se si sería la intención, pero sentí una especie de hipnósis al percibir la vibración continua de 9 notas musicales, preparándome de esta manera para escuchar lo que vendría.
Noya comenzó tocando temas en plan solista. Contrario a lo dicho antes en la rueda de prensa, no se limitó a tocar sólo con su laptop, e hizo melodías con su teclado sintetizador, lo cual suele darle más atractivo visual a este tipo de recitales. Palabras curiosas, imágenes de niños, imágenes del espacio...todo ello formó parte del complemento visual.
El tema Huellas circulares, extraído de Esferas Vivientes, sirvió para introducir al colectivo EtnoE3, quienes comenzaron a hacerle compañía a Noya con instrumentos que nos suenan exóticos, aunque pertenezcan a nuestra geografía. Posteriormente hicieron excursiones a temas de cosecha propia, tales como Watuna, inspirado en la leyenda yekuana sobre la creación, y Desde Euskal, soundtrack compuesto para una película en la cual un extranjero, de origen vasco, se involucra con miembros de la etnia wayúu.
El sonido cuadrafónico envolvía la sala. Las ondas eléctricas se mezclaban armónicamente con vibraciones ancestrales extraídas no sólo de instrumentos percusivos, sino también de otros más melódicos. En un momento se sintió como si alguna banda de rock alemana de los ´70 hiciera un jamming con los miembros de alguna comunidad amerindia.
Un momento bastante emotivo fue la interpretación del tema homónimo al álbum Esferas Vivientes, en el cual se recordó al fallecido percusionista Eliazar Yanes, quién participó tanto en la grabación original como en las ejecuciones que se hicieron en vivo hasta 2010. Estuvo presente, no obstante, gracias a la técnica del sampling. Todo ello incluyendo la participación del maraquero Manuel Rangel, quién destacó haciendo una apasionada descarga solista.
Posteriormente, a petición del público, Noya, EtnoE3 y el ya incorporado Manuel Rangel, añadieron al repertorio la pieza Rituales, una suite etno-electrónica, con pasajes ambientales y también industriales, inspirada en tres elementos: agua, metal y aire. Luego de semejante viaje sonoro debíamos quedar en teoría satisfechos. Pero lamentablemente, nos quedaron ganas de seguir escuchando más. Sólo nos queda preguntar si alguien editará este material en DVD.
Importante: El evento como dijimos estuvo excelente, y agradecemos a los organizadores su invitación al mismo. No obstante, causa un poco de ruido que salas como B.O.D. Insistan en restringir, con políticas absurdas, la labor de los reporteros gráficos. No todos cuentan con costosos lentes para hacer sus registros desde la butaca. Tomar fotos a los extremos de la tarima no es sinónimo de interferir con el evento.
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