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martes, 29 de mayo de 2018

Fallece Evio Di Marzo

Ha fallecido Evio Di Marzo, músico a quien recordaremos por su trabajo con la agrupación Adrenalina Caribe, contribuyendo a la difusión de una nueva manera de hacer música afrocaribeña en sintonía con la llamada "Nueva Música Urbana" de los años 80.

Víctima del hampa, Di Marzo también destacó, en sus inicios, por su trabajo como percusionista y vocalista ocasional de la agrupación de rock fusión Sietecuero, reseñada en nuestro blog, donde tocó junto a su hermano Yordano y el teclista Alberto Slezynger, fundador de la agrupación Daiquirí. Evio ha muerto víctima del hampa, en una zona de esparcimiento cultural que no escapa a la realidad del país.

Nuestro pésame a sus familiares.


martes, 30 de agosto de 2016

Lavoe contra Lavoe: un tributo para el público


Por Ernesto Soltero
Fotos: Pisirila


Hector, en compañía del ron.
La salsa no es un género venezolano. A pesar de sus influencias afro-latinas, algunos la consideran newyorkina, aunque por supuesto, es una creación de la diáspora caribeña (en especial portorriqueña) residente en la Gran Manzana. Quienes cuestionan esa tesis, argumentan que se trata en realidad de música afrocubana (guaracha, mambo, son o guaguancó) con un nombre más comercial , tocada por músicos no necesariamente cubanos

Pese a lo dicho en el párrafo anterior, sería injusto catalogar a la salsa como un mero plagio, o como una etiqueta atractiva y vendible que engloba a la música de Cuba. Quien escuche discos editados por sellos como Fania, a partir de los años ´60 y ´70, debe reconocer las innovaciones, tanto en la producción como en la instrumentación, incorporadas en ese tipo de ritmos desde aquel momento, incluyendo influencias de la música negra estadounidense, o el uso del trombón en lugar del saxo. Eso es la salsa.

Por si fuera poco, el género tiene un vínculo fuerte con Venezuela. Siendo un país con marcada influencia afrodescendiente, Venezuela está más unida al Caribe que con los pueblos hermanos de Surámerica. Fue aquí , en tierras de Bolívar, donde un locutor llamado Phidias Danilo Escalona le colocó nombre al género. Otro criollo, el músico Federico Betancourt, lo utilizó por primera vez para promocionar un disco. Hecha esta introducción, para justificar el artículo dentro del blog, sigamos hablando de salsa, pero también de teatro.

El monólogo de “El Cantante”


El terror de Míster Taquilla.

Una obra teatral, casi un musical, está extendiendo sus funciones luego de una exitosa temporada. Está basada en un monólogo de Edgar Borges, escritor venezolano radicado en Madrid. Se trata de Lavoe contra Lavoe: La Tragedia de El Cantante, pieza que se basa, por supuesto, en la vida del salsero portorriqueño Hector Pérez, conocido popularmente como Hector Lavoe.

Este montaje escénico, dirigido por Erika Pacheco, parece más bien un espetáculo mixto. Cuando Lavoe (es decir, Carlos Añez) tiene que hablar, habla, y cuando tiene que cantar, canta. La música y los diálogos están tan separados, que parecemos presenciar una obra de teatro y luego un concierto. Si quitamos la parte musical, la obra podría ser un monólogo, de no ser por la intervención de un personaje bastante aguafiestas: Mr. Taquilla (Alejandro Palacios) quién representa lo peor de la industria musical. Este tipo de personajes de pesadilla son interesantes, acaso contradictorios, ya que son una crítica al mundo del espectáculo desde el mundo del espectáculo. Otro personaje anecdótico aparece casi al final, aunque carece de parlamento: se trata de Yaky Macho (José Félix Armas) el "clon" de Lavoe.

"Mira lo que logré papá: la fama"

Carlos Añez hace una interpretación convincente al representar a Lavoe. Su acento portorriqueño, con su “cantaíto” caribeño y sus anglicismos suena bastante convincente. Lo mismo se puede decir de Alejandro Palacios al representar a su personaje ficticio. Ninguno de estos artistas histriónicos proviene de la isla, pero logran hacernos dudar de su verdadera nacionalidad.

La obra se sitúa en los últimos días del conocido cantante boricua, quién, desde la soledad de una habitación, comienza a hablar de su vida con los espectadores. Muchos de los hechos narrados se basan en la realidad, aunque son contados de manera fabulada. Uno de los sucesos relacionados en la ficción con el Madison Square Garden, por ejemplo, corresponde en la vida real a un concierto (suspendido) en Puerto Rico a finales de los ´80.


La cabilla suena en vivo
Luego de un momento no muy largo, la pieza deja de ser una muestra de talento actoral, y se convierte en una muestra de talento musical. Carlos Añez demuestra entonces que no sólo tiene cualidades histriónicas, sino que posee las cualidades vocales de un buen sonero. Su canto es acompañado por una orquesta de siete músicos, bastante duchos en la ejecución de sus instrumentos, quiénes interpretan continúamente piezas emblemáticas en la carrera de “la voz” de Borinquen. Se entiende que la obra es una reinterpretación, pero sería interesante, por ejemplo, aplicar un vestuario a los músicos acorde a la década de los ´70.

Tanto en la parte actoral como en la musical hay interacción con el público. Temas como Periódico de Ayer, Todo tiene su final, Te conozco, Linda o Mi Gente son interpretados por Carlos, en su papel de Lavoe, pese a no ser idéntico físicamente, parece una proyección holográfica de “El Cantante”. De cierta manera hay algo de happening o performance, una improvisación musical y actoral que quizás rompe un poco con el libreto original de Edgar Borges, y convierte a cada representación en una obra única.

Un artista entregado a los fans.
Luego de dos horas de música e historia, concluímos que ha valido la pena presenciar el espectáculo. Ha sido similar a una noche en “El Maní” (conocido local salsófilo caraqueño) aunque, lamentablemente, se echa de menos la compañía de un buen trago. Cuando el público (ese que tanto amaba Lavoe en la vida real) hace su ovación de pie, hace rato que ya no ocupa sus asientos. Si hubo algún homenaje en la obra no es para Hector "El Cantante", sino para el público que tanto amó.

Más sobre la obra

Edgar Borges, el autor de la obra, es un escritor y periodista con varios reconocimientos, siendo quizá el más importante el primer lugar del Premio Internacional de Novela Albert Camus. Fuera de la novela y el teatro tiene otras publicaciones relacionadas con la salsa. Una de las más notorias es Vínculos, Apuntes con Rubén Blades donde aparecen correos intercambiados con el cantautor panameño.

La pieza Lavoe contra Lavoe, la tragedia de El Cantante estará presentándose en el Centro Cultural B.O.D. (La Castellana) los días viernes, hasta el día 9 de Septiembre. Próximamente será escenificada en otros estados del país, como Yaracuy y Carabobo. Se espera además mostrar el espectáculo internacionalmente.


Un abrazo pa´l público, mi gente...


lunes, 8 de junio de 2015

Spiteri: del Caribe para el Támesis



 
Comienza un nuevo ciclo de colaboraciones entre el programa El Llanero Eléctrico Presenta y este blog, hablando en esta ocasión de un clásico, una banda de venezolanos afincada en Londres durante la década del 70: la agrupación Spiteri, con los hermanos Jorge y Charly.



Spiteri era una agrupación con mucha influencia de Traffic  - famoso grupo de blues-rock inglés -  pero también con mucha influencia afro-cubana.



Con semejantes referencias,  era inevitable que los compararan con Santana. No obstante, sus integrantes, argumentaban que Spiteri era una agrupación dónde predominaban los latinos que mezclaban su propia música con el rock, y no a la inversa.



Ante la imposibilidad de conseguir permisos, otorgados por el sindicato de músicos británicos, tuvieron que disolverse, luego de haber grabado su primer y único álbum en el año '73.

Dos años después volvieron a unirse, continuaron con músicos ingleses, siendo el único venezolano, aparte de los hermanos Spiteri,  Bernardo Ball, quién había tocado anteriormente con Los Impala en su fase más psicodélica.



Otros músicos criollos que formaron parte de Spiteri fueron José Romero, José Arria y Ruben Correa, quienes venían de grupos pioneros no menos importantes como Los Memphis, Los Claners, Sangre, Bacro y Nasty Pillow.



La nueva formación se limitó a hacer presentaciones en vivo, no grabó material nuevo.



Posteriormente los hermanos Spiteri siguieron haciendo música con el grupo Mañana, un combo que tuvo éxito en otros países de América, y que sin embargo, en el caso de Venezuela no tuvo la misma repercusión por culpa paradójicamente de la ley 1 x 1, que los perjudicó por cantar en inglés, y no en español, aunque más bien cantaban en “spanglish”.



Cabe destacar que el grupo Mañana tocaba un tipo de música  más cercano al disco-music y al funk, el cual mezclaban con ritmos latinos, más de una década antes que bandas como Los Amigos Invisibles, grupo el cual, por cierto, versionó uno de sus himnos: Amor (con el recordado estribillo “amor is to love”)



En cuanto al único álbum del año 73 de la banda Spiteri, una de las influencias menos obvias es la música afrovenezolana. Prueba de ello es el tema que vamos a compartir, la versión del tema de Eduardo Serrano, Barlovento, el cual, originalmente, es en realidad un merengue venezolano.

Importante: para esta ocasión no podemos compartir la canción online debido a bloqueos por copyright. Esperamos recibir respuesta del autor de la canción

 
 
Texto extraído del programa El Llanero Eléctrico Presenta, con Germain Coronado transmitido de Lunes a Viernes a las 5am en 107.3 La Megaestación, en el marco de los Jueves de Vanguardia. Libreto: Ernesto Soltero

domingo, 22 de junio de 2014

Sietecuero: el legado del rock afro-caribeño




Deciamos en una de nuestras entradas anteriores, que la década de los 70 fue la década del rock verdaderamente venezolano. Lo hicimos refiriéndonos, por supuesto, a gente como Vytas Brenner, y a otros menos conocidos como Elmar Leal y Fernando Yvosky. A esta lista de nombres hay que agregar también a la agrupación Sietecuero, fundada en el año 1975, pero con un primer y único álbum grabado en el 79, casi en el 80.

Sietecuero contaba con tres integrantes líderes que posteriormente darían mucho de que hablar tanto como solistas como líderes de nuevas agrupaciones. En ella dieron sus primeros pasos artistas como Yordano, su hermano Evio Di Marzo, y Alberto Slezynger, estos dos últimos fundadores de bandas de fusión, más orientadas al pop, tales como Adrenalina Caribe y Daiquirí.


El sonido de Sietecuero era una fusión de rock con música latina y algo de jazz. Contaba además con grandes músicos anónimos, al menos para nosotros hoy día, tales como el guitarrista Pedro Matute, quién moriría trágicamente en la década siguiente, ejerciendo su oficio paralelo de taxista, y Bartolomé Diaz, guitarrista que grabó en el único trabajo de la banda, titulado Rojo, Sangre y Negro, muy influenciados ambos por el estilo de grandes como Carlos Santana.


De ese disco grabado en Puerto Rico vamos a escuchar el tema Chanchullo, que es casi instrumental, y tiene bastante influencia afrovenezolana, poco explorada en otras composiciones del grupo.

Texto extraído del programa El Llanero Eléctrico Presenta, con Germain Coronado transmitido de Lunes a Viernes a las 5am en 107.3 La Megaestación, en el marco de los Jueves de Vanguardia. Libreto: Ernesto Soltero