jueves, 13 de noviembre de 2025
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lunes, 23 de junio de 2025
San Juan de Curiepe: Un Rave Sin Platos de DJ (Artículo escrito en 2005*)
El 24 de junio se inició en Curiepe, estado Miranda, una de las múltiples fiestas de San Juan que se celebran cada año en el territorio nacional. Esta se distingue por un particular ritmo de tambor, propio de esa localidad. Más que un reportaje, esta es una crónica llena de opiniones personales, escrita por un citadino globalizado.
Ernesto Soltero
Viernes 24 de junio: Mientras muchos se levantarían alrededor del mediodía debido a las "rumbas" del día anterior, yo me despertaba a las 6 de la mañana para estar en la universidad media hora después (por suerte, vivo cerca). Para quien no sea venezolano y no entienda el contexto: en Venezuela, cuando un feriado patrio coincide con el quinto día de la semana, el fin de semana se alarga. Un jueves común y corriente se convierte, así, en una suerte de "viernes", gracias a este "puente" de tres días no laborales.
A Curiepe iríamos algunos estudiantes de la mención Promoción Cultural, Escuela de Artes, UCV, a hacer un trabajo de campo. Para ser un "trabajo", resultó de lo más divertido. Se sumaron también algunos estudiantes de la mención Cine, quienes documentaron el acontecimiento, y unos cuantos invitados. Pese al atraso y al monstruoso tráfico –era evidente que todo el mundo había tenido la brillante idea de tomarse el día libre para irse a la playa, como siempre– llegamos a tiempo.
Si bien no presenciamos la "misa" de San Juan desde el comienzo, sí estuvimos allí cuando empezaron a resonar las campanas de la iglesia a ritmo de tambor. Esto fue, para mí, el colmo del sincretismo. Siglos atrás, los esclavos habían disfrazado su culto a una deidad africana (de imberbe apariencia) con la veneración a un San Juan niño.
En cuanto al pueblo, fue fundado en 1721 por un grupo de esclavos cimarrones.El santo a festejar, al contrario de lo que podría representar para un católico "eurodescendiente", es para los curieperos una persona con virtudes y defectos, bastante terrenales, los cuáles incluyen la pasión y el éxtasis.
Curiepe: Cultura Autóctona y Foránea
Podría creerse un pueblo que conserva sus tradiciones es ajeno a la globalización. No siempre es así. Al llegar a Curiepe, notamos el entusiasmo de sus habitantes por su festividad, pero también percibimos las influencias foráneas, tal cómo ocurre en la capital del país.
En el pueblo, los afiches de San Juan Niño convivían con carteles de Michael Jordan en los establecimientos. En los comercios no solo se escuchaban los tradicionales tambores, sino también salsa brava y reguetón. En las calles, los trajes "típicos" –solo usados para la celebración– se veían junto a los atuendos hip-hop y los dreadlocks lucidos por los residentes más jóvenes.
Mientras tanto, los vendedores se lucraban con la visita de los turistas, ofreciendo todo tipo de souvenirs, cómo por ejemplo estampitas del santo a festejar (la compré, a pesar de no ser creyente), banderines, cintas alusivas al evento, así como tambores y artesanías. En cuanto a estas últimas, no sólo se podían adquirir estatuillas del venerable “juancito”, sino también bustos de Chávez, Zamora o Juan Pablo II.
Al intentar subir al campanario de la iglesia con una "fría" (cerveza), una señora me regañó amablemente. Debí tener más sentido común; obviamente un templo católico no era un sitio para eso. Pero en un ambiente tan festivo, el factor "espiritual" –al menos lo que los cristianos entienden por "espiritual"– parecía diluirse en lo terrenal.
No había excusa para beber en "la casa de Dios". Esta seguía siendo un territorio ajeno al jolgorio. Todo ello a pesar de que las campanas sonaban con el "tumbao" afrodescendiente, y de que en vez de un órgano o una coral, oíamos repicar tambores. Apenas comenzaron las campanadas, quienes colmaban la plaza se alborotaron, empezando un grito cíclico que, de tanto escucharlo, se quedó grabado en mi memoria: "¡Ea! ¡Ea! ¡Ea!".
Las conchas marinas sopladas como trompetas sonaban al unísono, ejecutando una "melodía" de dos notas la cual no pertenece a nadie y pertenece a su vez a todo el mundo. Más tarde, al visitar el río, oiría los mismos ritmos, aunque de otra manera: parecían un grupo de samba, pues tenían los típicos tambores de una batería –bombo, granadero, redoblante–. aunque siguiendo compases tradicionales. Sólo faltaba que sustituyeran las conchas marinas por pitos.
Un Rave Sin Secuenciadores
Lo primero que se me ocurrió pensar a mí, una persona mestiza y perteneciente a una cultura híbrida, más conectada al resto del mundo que a su propio país (a menos que escuche "rock nacional"), es que, si alguien tenía dudas de la influencia de la música negra en la música contemporánea, podía comprobarlo por sí mismo asistiendo a celebraciones de este tipo.
Al escuchar los tambores y su ritmo marcado, con mucha cadencia y poca melodía, no pude sino pensar en un "techno" hecho con madera, sin secuenciadores. El ritmo se aceleraba repentinamente, y se alcanzaba un clímax similar al que uno experimenta en una fiesta rave, aunque estimulado por los líquidos etílicos, cortesía de "La Catira" y "El Oso", y otros mucho más fuertes, como esa mezcla casera de aguardiente con parchita. Para colmo, por la noche se veían unos adornos de luz intermitente que la misma gente del pueblo compraba.
Por otra parte, basándose en melodías con al menos tres siglos de antigüedad, la gente improvisaba rimas. No pude evitar recordar (Otra vez hago mi análisis urbano) a géneros como el hip-hop o el raggamuffin, donde se hace lo mismo con bases rítmicas las cuáles muchas veces no pertenecen a quien las canta, solo que hoy en día tienen derechos de autor. Al parecer, en la genética de los negros siempre ha existido esa tendencia.
El 25 de junio fue "el encierro" de San Juan, día en el cual la estatuilla del santo es llevada en una procesión de regreso a la iglesia, y una muchedumbre lo sigue al compás de los tambores. Para mí fue algo así como un "love parade" (evento de música "techno" realizado en Berlín todos los años) sólo que, en lugar de seguir a un camión con altavoces, se seguía a una escultura santificada.
Al final de la festividad, el alboroto en la plaza fue grande: casi se derrumba la puerta de la iglesia. Cuando le preguntamos a un curiepero el motivo, se limitó a contestar: "Eso siempre es así. Otros años la han tumbado completica".
Pensé también que, tal cómo ocurre con géneros como el punk-rock, los tambores de Curiepe son alegres, pero a la vez agresivos: De esa manera descargaban los esclavos su ira acumulada, producto de la represión blanca. Y aunque los tiempos han cambiado, seguramente las frustraciones diarias por otros factores (la rutina, por ejemplo) se descargan musicalmente hasta que la gente se alborota y derrumba un portón. Nosotros, lias citadinos, tratamos de hacer lo mismo al asistir a toques o eventos bailables. Es posible verlo hasta en el reggaetón.
Para culminar este apartado, me gustaría expresar una opinión bastante personal: después de tanto meditar sobre las analogías de la fiesta de San Juan con un rave, se me ocurrió pensar en cómo la evolución tecnológica y la civilización nos habían alejado de nuestros orígenes tribales. El arte, en general, era un reflejo de todo eso, ya que antiguamente era más anónimo y perteneciente al colectivo, y habíamos evolucionado hasta el reconocimiento de la creatividad individual.
Irónicamente, nosotros, pertenecientes a una cultura urbana donde predomina el individualismo, hemos querido recuperar ese espíritu de tribu con la tecnología, reuniendo muchedumbres alrededor de un DJ, y quizás también alrededor de un grupo de rock. Por supuesto también recordé de Michel Maffesoli y su concepto de "tribus urbanas", aunque estas no necesariamente cultiven la fiesta.
En cuanto al elemento dancístico , nuestra mentalidad moderna nos lleva a percibir la música bailable cómo algo tonto comparado con otros géneros más “serios”. No obstante, esta noción, donde los géneros académicos, hechos tan sólo para la escucha, son superiores, bien podrían ser una imposición cultural europea, nacida en el clasicismo. Cabe agregar qué géneros cómo el vals, respetado y cultivado por académicos, también nacieron cómo música bailable.
*Publicado originalmente en corriente-alterna.net, portal en el cual el artículo ya no está disponible
Fotos cortesía de afroamiga.wordpress.com y noticiasbarlovento.wordpress.com
miércoles, 18 de octubre de 2023
El Folk-rock toma Chacao
Indie Folk Fest traerá sonidos acústicos y alternativos
Caracas (Tutmonda Press). El folk-rock, de raíces anglosajonas, pero también latinoamericanas, sonará con fuerza el próximo viernes 17 de noviembre. Ese día se presentarán cuatro propuestas musicales, encabezadas por el cantautor (y leyenda del rock venezolano) Juan Bautista López, mejor conocido cómo Yatu.
A partir de las 6 de la tarde Betty´s Delta Caracas, local ubicado en la antigua Trattoria de Chacao, vibrará con lo mejor del rock acústico y la música popular alternativa.
Nael Ravaq abrirá el evento a ritmo de “joropunk” y folk-punk , fusionando los compases de la música venezolana, (y también afrocaribe) con la agresividad y sencillez de géneros cómo el punk-rock ,añadiendo influencias cómo el post-punk o el reggae. Un verdadero montaje punk sin baterías, guitarras o bajos eléctricos, con el tradicional cuatro cómo protagonista.
Seguidamente vendrá el turno de Palos que se fueron, novel agrupación caraqueña en formato power trío, que destaca por el predominio del charango, instrumento musical suramericano típico de países cómo Bolivia,Ecuador y Perú. Su sonido es catalogado por ellos cómo indie-rock andino, y mezcla el rock independiente con el canto popular suramericano.
Casi cerrando el evento estará el conocido grupo de grunge y rock alternativo Anorexia Isan, con una trayectoria que incluye varios álbumes e innumerables presentaciones en vivo, incluyendo festivales cómo el Nuevas Bandas. Tocarán su repertorio habitual, con canciones propias y también versiones, en un formato más acústico y austero.
El final de la velada estará a cargo de Yatu, compositor, guitarrista y cantante con más de cuatro décadas de actividad, con una trayectoria que incluye bandas cómo La Kamara de la Tortura y la legendaria agrupación La Seguridad Nacional, pioneros del punk en Venezuela. Yatu interpretará, con la única compañía de su guitarra, temas propios con influencias cómo el blues, el folk sureño y el rock´n´roll primigenio.
Adicionalmente durante la noche, entre banda y banda, sonará lo mejor de géneros cómo folk-rock, dark country, blues-rock, rock latino, psychobilly e incluso, algo de rock alternativo acústico, recordando, en este último caso, los mejores “unplugged” de la década de los ´90.
Los asistentes podrán disfrutar además, con la compra de su entrada, de una refrescante cerveza. El precio es de 6$, 5$ en preventa, y pueden ser cancelados por su equivalente en Bolívares a través de la plataforma Pago Móvil.
Este evento llega a ustedes por cortesía de Tutmonda Radio, Urakoa Studio, Laul78 Audiovisual y Colectivo Rey Zamuro.
Dirección del evento:
Betty´s Delta Caracas. Calle Adrián Rodríguez de Chacao, Diagonal al Mercado “viejo” de Chacao, casi al frente de El Pulpo Gallego. El local se encuentra a cinco minutos de la estación del Metro de Chacao.
Más información:
jueves, 29 de julio de 2021
CHELIQUE SARABIA Y SU GARZA PETROLERA
Chelique Sarabia no es ningún músico desconocido. Con más de 2000 canciones compuestas, es bastante conocido en Venezuela y Latinoamérica - acaso en el mundo - por su tema Ansiedad, el cual fue creado en la mitad de su adolescencia. Este tema sería versionado, posteriormente, por artistas de la talla de Nat King Cole, Sara Montiel o Miguel Ríos.
Lo que pocos conocen de Chelique son sus obras más
experimentales, específicamente aquellas plasmadas en dos de sus álbumes de los
años ´70: Revolución Electrónica (1971) y La Garza Negra y de Hierro (1975). Un
par de trabajos caracterizados por poner un pie en la vanguardia y otro en la
tradición.
Dos placas discográficas que muestran un sonido folklórico, y
a la vez moderno, equiparables en innovación a lo realizado, en aquella época,
por artistas como Vytas Brenner o Gerry Weil (con la banda municipal), con la
particularidad de que Chelique no venía del mundo del rock o el jazz. Era un
músico popular incorporando nuevas sonoridades a su propuesta.
Revolución Electrónica es actualmente un álbum reivindicado,
bastante cotizado entre coleccionistas, cosa que no ocurre tanto con la Garza
Negra y de Hierro, quizá por ser éste último menos experimental. Esto no quiere
decir que se trate de un álbum convencional.
El tema que abre y titula el disco (El cual no fue editado
oficialmente por una disquera, sino por la empresa siderúrgica SIDOR) es una
pieza de folk progresivo, sin nada que envidiar, por ejemplo, a lo que hacían
grupos como Arcoiris en Argentina o Los Jaivas en Chile. Un tema cuya “progresividad”
no se relaciona tanto con el virtuosismo instrumental, sino con el esmerado
trabajo de composición y orquestación de Sarabia.
Una canción que va evolucionando paulatinamente, con capas de
sonido que incluyen lo electrónico y lo acústico, incorporando el sintetizador
ARP 2600 y el Mellotron – quizá el único dentro de una grabación popular
venezolana – a una mezcla donde también figuran el cuatro, la guitarra y unas voces pertenecientes a la agrupación Los
Cuñaos, incluyendo en el coro al cantor Ali Agüero, quién colabora también en los arreglos.
La letra no es menos importante que la música. Describe, de
forma poética, una realidad muy propia de la época: la industrialización del
país a través de la industria petrolera. Una Venezuela cada vez menos rural y
más urbana, la cual se refleja en la música misma.
El resto del disco cuenta con una constelación de estrellas
de la música venezolana, incluyendo a percusionistas como Nene
Quintero, bateristas como Alfredo Naranjo o cantantes como Henry Stephen. No se
puede decir que sea menos innovador que el primer “track”, simplemente se
vincula más a lo folklórico experimental, mientras el tema de apertura podría, fácilmente,
considerarse un tema de rock (o folk-rock) progresivo.
Ernesto Soltero
martes, 29 de mayo de 2018
Fallece Evio Di Marzo
martes, 20 de marzo de 2018
Tutmonda Radio: promoviendo la fusión mundial

miércoles, 21 de febrero de 2018
Clausura exposición SONIDOS DEL ARCHIVO MUSICAL DE OSWALDO LARES
Este registro no sólo incluye manifestaciones folklóricas, fruto de tres culturas fusionadas en nuestro país. También cuenta con archivos dedicados a los pueblos indígenas venezolanas, continuando la labor iniciada por su tío, Juan Liscano, creador de la Fiesta de la Tradición venezolana, evento en el cual los caraqueños, a fines de la década del '40, tuvieron la oportunidad de conocer el folklore de otras regiones de una nación que en esa época aun estaba empezando a comunicarse.
Adicionalmente, desde los años ;70, Oswaldo Lares tuvo la oportunidad de hacer radio, y transmitir, a los oyentes, los resultados de sus investigaciones.También fue productor de álbumes discográficos para artistas como Lilia Vera y El Indio Figueredo. El 18 de febrero, luego de más de dos meses, cerró una exposición dedicada a esta labor de este gran promotor de nuestras raíces, cerrando con un dos recitales musicales, unas palabras del mismísimo Sr. Lares y un Tamunangue en honor a San Antonio de Padua, llevando algo del folklore larense a la urbanidad de la capital.







